Inmediatamente E llamó a K para contarle todo lo ocurrido y sin pensárselo dos veces, K cogió el primer avión que encontró para Barcelona. Si Mimí tenía que morir, que lo hiciera a su lado. Cuando K llegó, decidió llevarla a otros dos veterinarios para intentar encontrar la causa de la afección y su posible cura. Tampoco sin garantizarle nada, los veterinarios indicaron que podía probar de alimentar a Mimí con una papilla nutritiva especial administrada mediante una jeringuilla. K no podía dejar pasar la más mínima oportunidad para salvar a su querida Mimí. K empezó a alimentarla de esa manera, no sin dificultades ya que al principio, con una mano tenía que aguantarle la cabecita y con la otra mano introducirle cuidadosamente el preparado en su boca procurando que no cayera. Cada tres horas debía repetir esa operación. K no podía reprimir lágrimas de tristeza al ver a Mimí en esas condiciones, pero mantenía su esperanza en lo más alto lo que le daba fuerza para seguir adelante en su empeño. Sus amigos lo llamaban continuamente interesándose por él y por Mimí, y ofreciéndole todo su apoyo. Siguiendo el tratamiento fueron pasando los días, las semanas y Mimí, lentamente empezó a recuperar sus fuerzas, apetito y vitalidad. Al cabo de un mes su recuperación ya era total.
Ahora Mimí tiene unos 11 años. La relación entre K y Mimí, es única. Tienen una capacidad de comunicación y comprensión mutua que sólo ellos conocen. Mimí no se deja coger por nadie más que por K.
Mimí enferma
1 comment:
Molt bonica la històri de Mimi, m'al.legro molt d'aquest final feliç
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